Desde chiquitita seguía los pasos de mis progenitores por los caminos pedregosos, todavía recuerdo el cansancio. Aquella manía que tenían mis padres por ascender, subir y subir, era un fastidio. Claro que siempre había recompensa: bocata de chorizo y con hoguera y todo (entonces se podía) pan de higos, chocolates…… pero la mejor de todas era poder tumbarme a observar el vuelo continuo de las rapaces. Me generaban cierto temor: su compañía, su paciencia, su elegancia, el poder que ejercían en el aire….
De adolescente adoraba ascender hasta la cumbre para obtener mi recompensa, poder ver a aquellas aves tan de cerca. Perseguí excursiones, conocí nuevos lugares y en la edad adulta no pare hasta poder observar la mayor de todas ellas, el cóndor, en Torres del Paine. Mira que son feos esos bichos, pero volando, volando me resultan mágicos.
Hablando de magia, magia coach, hace 6 meses acudí a ti tratando de averiguar cómo podría buscar un nuevo empleo y no encontré empleo, me encontré.
Hace 5 meses, acudía al trabajo desde el colegio de mi hija con taquicardias, cada día, todos los días. Ahora adoro los lunes, me encantan las reuniones de los miércoles son retadoras y divertidas: puedo realizar peticiones, negarme, negociar, escuchar sin interrumpir. La década en esta compañía se llamaba la década perdida ahora se llama la década prodigiosa. Me encanta la oportunidad que me ha dado mi entorno laboral para poder tener terreno campal donde aplicar todos y cada uno de los módulos. Estoy desconectada, se esfumó el estrés, los bloqueos y las jaquecas y floreció la confianza, la productividad, la firmeza y con ello mis sueños nocturnos.
Antes de enfrentarme al quirófano tuve la necesidad de plantearme que había hecho con mi vida si se terminaba aquí. No hallaba respuesta…… había sido madre durante un añito (que no era poco, el regalazo)…..y me costó mucho darme cuenta de que si, había amado mucho……y disfrutado cuando pude…… Pero el mundo está lleno de personas grandes que hacía cosas grandes con sus vidas, yo no había hecho nada grande con mi vida.
Mi cirujano al despedirse me dijo – ahora a ser feliz prométemelo – me sentía muy frustrada, habían pasado 5 años y no conseguía cumplir mi promesa, más aún con la peque ¿cómo voy a enseñar a mi hija a ser feliz si su mama no consigue ser feliz?
Hoy puedo decir que haré algo grande con mi vida, nunca dejare de hacer coaching, trasmitiré lo que he aprendido y aprenderé de los demás. Y puedo procesar con el ejemplo, para que mi hija sea lo único que quiero que sea en la vida, ella misma.
Ángeles no te olvidaré nunca.
Gracias
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